Mucho antes de ser un famoso astrónomo y divulgador, el pequeño Carl Sagan observaba fascinado los dioramas del Museo Americano de Historia Natural

Tanto las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) como las redes sociales han suscitado, ya desde sus orígenes, grandes debates sobre la idoneidad de su uso en el aula por parte de estudiantes, docentes y familias. Estos debates complican las decisiones de los equipos directivos de los centros educativos, que se dividen entre quienes apuestan firmemente por el uso de TIC de manera global y quienes prefieren un uso más focalizado en la propia competencia digital.

Si algo nos ha enseñado la investigación educativa es que en clase no hay ninguna receta infalible, pero también que existen ingredientes que resultan clave para que cualquier receta termine siendo eficaz para promover el aprendizaje significativo. Estos doce ingredientes derivan de principios básicos sobre cómo aprenden las personas que son universales.

Os invitamos a ver los momentos destacados de este debate donde el profesor Rodolfo Bächler explicó a qué se debe que hayamos pasado de “la letra con sangre entra” a “solo se aprende si estamos alegres”.

Durante los últimos años ha cobrado fuerza la idea de que sólo experimentando emociones de las llamadas positivas  se puede aprender. En unas pocas décadas hemos pasado de “la letra con sangre entra” a “sólo si estamos alegres o entusiastas aprendemos”. ¿Cuál es la razón de un giro tan radical? ¿Estamos frente a un cambio de perspectiva que descansa sobre hallazgos empíricos o se trata más bien de una nueva moda educativa?

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