No nos inquietemos; responder a preguntas sobre los textos es una actividad útil para mejorar la comprensión lectora, eso sí, su eficacia va a estar condicionada por la selección de textos, por la calidad y variedad de las preguntas y por la información que reciba el alumnado sobre cómo ha sido su respuesta, cuál sería una buena respuesta y por qué sería una buena respuesta.

Los estereotipos de género (al igual que los vinculados a otros factores como el nivel socioeconómico, el origen sociocultural, la etnia, o la procedencia urbana/rural) están presentes en nuestro día a día. Forman parte de nuestra forma de pensar y actuar y, por ello, condicionan la mayoría de las decisiones que tomamos a nivel personal, académico, y/o profesional.

Pocas cosas podrán afirmarse con tanta rotundidad sobre “la escuela del futuro” como que la diversidad será –es ya– una de sus señas de identidad. Y no sólo en términos cuantitativos –un incremento en el número de alumnos que responden a este perfil y precisan apoyo-, sino también en la propia heterogeneidad que configura el término diversidad.

Si algo nos ha enseñado la investigación educativa es que en clase no hay ninguna receta infalible, pero también que existen ingredientes que resultan clave para que cualquier receta termine siendo eficaz para promover el aprendizaje significativo. Estos doce ingredientes derivan de principios básicos sobre cómo aprenden las personas que son universales.

Elena Martín Ortega, Catedrática de Psicología Evolutiva y de la Educación en la Universidad Autónoma de Madrid dió respuestas el pasado 25 de enero a preguntas como ¿En qué consiste la evaluación? ¿Qué nos puede aportar como docentes?

Os animamos a que consultéis los momentos destacados del debate que ofrecimos en nuestra cuenta de Twitter sobre las infografías “Guía rápida para valorar propuestas educativas” y “Factores clave para tomar decisiones en el aula”.

El mundo educativo vive en la actualidad un auténtico aluvión de propuestas para mejorar la calidad de los procesos de enseñanza y aprendizaje, el rendimiento escolar, el bienestar emocional del alumnado e incluso su éxito futuro. Familias y docentes estamos expuestos a esta lluvia constante que fomenta, e incluso en ocasiones exige, cambios más o menos profundos en los métodos, recursos, orientaciones, organización escolar, etc

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