El MUNCYT de Alcobendas acogió la exposición FOTCIENCIA15

Miércoles, 9 Mayo, 2018

El Museo Nacional de Ciencia y Tecnología, MUNCYT, de Alcobendas, acogió del 9 de mayo al 3 de junio de 2018 la exposición de fotografía científica Fotciencia15 que organizan el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT), en colaboración con la Fundación Jesús Serra. 

FOTCIENCIA es una actividad de ámbito nacional que se propone acercar la ciencia a la ciudadanía a través de fotografías que abordan cuestiones científicas con un enfoque artístico y estético. Cada imagen va acompañada de un comentario escrito por su autor o autora en el que explica el interés científico de lo que ilustra. 

Los visitantes han podido contemplar 49 fotografías de temática muy dispar seleccionadas entre las 729 que se presentaron en esta edición en alguna de sus cinco modalidades: General, Micro, La ciencia en el aula, Agricultura sostenible y Alimentación y nutrición. La exposición se presta de forma gratuita a las entidades interesadas que la soliciten. 

Durante 2018 la muestra de esta 15ª edición de FOTCIENCIA recorrerá diferentes salas, museos y centros culturales, educativos y de investigación españoles. El vídeo con las imágenes seleccionadas y toda la información relativa al concurso están disponibles en la web www.fotciencia.es 

Fotos seleccionadas

Modalidad General, remunerada con 1.500€

Título: ‘Morir para seguir viviendo’

Autor: Miguel Simón Moya

Durante la vida de los organismos, hay momentos en los que algunas células deben morir para asegurar la supervivencia del individuo. Este proceso de sacrificio controlado está finamente regulado en las plantas. La foto muestra la expresión de un gen que provoca la senescencia de las células de una hoja de tabaco. La luz ultravioleta hace que la clorofila se vea en color rojo. En zonas donde la hoja presenta células senescentes, la clorofila se degrada y el rojo se transforma en verde-azulado. Las áreas más dañadas adquieren una autofluorescencia de color azul intenso, como se aprecia en la parte superior de la imagen.

Modalidad General, remunerada con 1.500€

Título: ‘Con flotador de serie’

Autor: Francisco Javier Domínguez García

Esta deliciosa naranja viene equipada de serie con un flotador que le impide hundirse en el fondo de la copa. Su cáscara tiene una estructura porosa que alberga burbujas de aire, lo cual reduce la densidad de la fruta respecto del agua y hace que se eleve a la superficie. Este comportamiento se ve favorecido por el espacio existente entre la piel y la propia naranja, que también contiene aire. Sin embargo, al retirar la piel –su flotador de serie– la naranja se sumergirá hasta el fondo del recipiente. 

Modalidad Micro, remunerada con 1.500€

Título: ‘Maravillas del micromundo’

Autor: Carlos López Pernía

La microscopía electrónica permite observar figuras que recuerdan a elementos de nuestro macromundo. La imagen muestra pirámides de Seleniuro de Indio, un material semiconductor. El sucesivo crecimiento y apilamiento de capas de este compuesto alcanzó una altura de cerca de un micrómetro, lo que supone 8 órdenes de magnitud menos que la pirámide de Keops. 

Modalidad Micro, remunerada con 1.500€

Título: ‘El vuelo de la libélula’

Autora: María Carbajo Sánchez

Investigaciones en diferentes partes del mundo se han inspirado en el peculiar vuelo de la líbelula. Con cuatro alas en lugar de las dos habituales, y un ritmo y ángulo de batimiento atípicos, las libélulas pueden detenerse en seco en pleno vuelo, volar al revés y realizar vuelos transoceánicos. Expertos en mecánica de fluidos estudian y aplican los principios de la aerodinámica de este insecto en el desarrollo de un dron con dos pares de alas batientes, más eficaz que los actuales. Incluso algunos científicos van más allá y han conseguido modificar genéticamente una libélula con unas neuronas de control para convertirla en un ciborg-dron. En la microfotografía se observa un detalle de las alas de una libélula, maravilla de la ingeniería natural e inspiración para los drones del futuro. 

Modalidad ‘Agricultura sostenible’, remunerada con 600€

Título: ‘Competencia fúngica’

Autora: Rachel Serrano

La técnica del co-cultivo permite simular in vitro interacciones entre microorganismos que pueden darse en el entorno natural. La imagen muestra el resultado de enfrentar durante dos semanas en una placa Petri una especie que vive en el interior de las plantas, Dothiora sp., a otra infecciosa, Hypoxylon mediterraneum. Los filamentos blancos (hifas) del hongo patógeno se ven frenados y no pueden invadir a su antagonista. Esto supone que ambos microorganismos podrían estar detectando la presencia del otro a través de señales que se difunden en el medio, lo que genera una reacción antagónica que inhibe el crecimiento del patógeno. 

Seleccionada modalidad ‘Alimentación y nutrición’, remunerada con 600€

Título: ‘La última resistencia’

Autora: Laura Toral Navarro

El uso masivo, prolongado y en muchas ocasiones descontrolado de fungicidas químicos en la agricultura ha provocado la aparición de cepas patógenas resistentes a estos productos. Sin embargo, en la naturaleza existen microorganismos amables con el medio ambiente y el ser humano capaces de producir compuestos activos frente a los hongos patógenos. La imagen refleja las estructuras de resistencia (conidios) creadas por el hongo Botrytis cinerea en presencia de los metabolitos generados por una bacteria empleada como mecanismo de control biológico. La incapacidad del hongo para desarrollarse en un ambiente hostil le lleva a producir estructuras que permitan su posible germinación en condiciones futuras más favorables. 

Modalidad ‘La ciencia en el aula’, remunerada con 600€

Título: ‘Todo comienza y termina con las neuronas’

Autora: Paula Constantín Felipe

Alumnos y alumnas de Educación Infantil representan en un teatro de luz negra los descubrimientos de los premios Nobel Ramón y Cajal y Golgi a principios del siglo XX sobre el funcionamiento de las neuronas. Esta técnica teatral utiliza lámparas de luz ultravioleta en un escenario revestido de negro, lo que resalta los colores fluorescentes. Precisamente, en 2008, el premio Nobel de Química fue concedido a tres científicos (Shimomura, Chalfie y Tsien) por el descubrimiento de lo que se conoce como proteína verde fluorescente (GFP). Hoy en día estas moléculas tienen múltiples aplicaciones en la investigación, como el estudio del cerebro y los circuitos neuronales mediante el proyecto Brainb

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